lunes, 6 de octubre de 2014

El derecho a la vida y el PP
Sobre la paralización de la Ley de Protección del  Concebido y de los derechos de la mujer embarazada

El Ministro de Justicia del PP, Don Alberto Ruiz-Gallardón acaba de dimitir por no poder llevar adelante su Proyecto de reforma de la Ley del Aborto de Zapatero. Ruiz-Gallardón había propuesto no sólo derogar la actual Ley del Aborto del socialista Zapatero (que convierte en un “derecho” de la madre la posibilidad de permitir que sus hijos sigan viviendo o que sean eliminados) sino de limitar los tres supuestos de aborto de la anterior Ley del Aborto socialista de González, eliminando la posibilidad de eliminar a los niños con minusvalías de la misma manera que no los eliminamos cuando ya han nacido. Este Anteproyecto de Ley, que llevaba el significativo nombre de Protección del concebido y de los derechos de la mujer embarazada, no era perfecto pero representaba una mejora significativa respecto a las leyes socialistas a favor del aborto y suponía una reforma que iba por el buen camino de la protección de los niños concebidos.

El Partido Popular afirmaba en el punto 6 de la página 108 de su Programa Electoral con el que concurrió a las elecciones del 20 de noviembre de 2011 lo siguiente:
La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores.

Los sectores proabortistas, sin principios y oportunistas del PP convencieron a Rajoy para que no aprobara la reforma con la excusa de que no tenía consenso (a pesar de que los españoles les dimos la mayoría absoluta para que no dependiera de otros partidos y pudiera llevar a cabo las políticas de derechas que esperábamos de un partido como el PP) y les haría perder votos. Ocurrirá lo contrario. Y hay varias razones que lo explican:

  • Los principios morales son más importantes que los votos y ser consecuente es mejor valorado por los votantes que ser un oportunista (incluso por los que no están de acuerdo).
  • Los abortistas que se oponen a la vida son, en general, los socialistas, comunistas, feministas radicales, antisistema… que nunca votarán al PP, mientras que la mayor parte de los votantes del PP (y algunos de otros partidos) somos provida.
  • Si el PP no cumple con su compromiso demostrará una gran debilidad a pesar de tener mayoría absoluta y esto lo aprovechará la izquierda para paralizar todas las reformas del Gobierno de España.
  • Además, si no realiza políticas de derechas (y la defensa de la vida lo es) mucha gente en España pensará que para qué votar a un partido de derechas si va a hacer lo mismo que los socialistas.
 Por lo tanto, si el PP se pliega a los designios de una minoría radical que ya fue derrotada en las urnas y no defiende la vida para no perder votos, perderá la batalla de las ideas y cosechará un fracaso electoral idéntico al que obtuvo con las campañas electorales de perfil bajo en las que no se quería molestar a nadie (1993, 2004). Es decir, si no es fiel a sus principios, a su programa y a su electorado, perderá los principios, el programa, el electorado y las elecciones. Si no rectifica antes lo veremos en mayo de 2015. Rajoy tiene cada vez menos tiempo.

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