sábado, 8 de noviembre de 2014

25 años sin el Muro de Berlín, el muro de la vergüenza de las dictaduras comunistas
Un día de alegría para nuestro continente

Hace 25 años caía el Muro de Berlín y con él empezaba el principio del fin de las terribles dictaduras comunistas que durante décadas asolaron el Centro y el Este de Europa.

El Muro de Berlín es un paradigma de la mentira y del fracaso inherentes a la ideología marxista. Su construcción fue decidida por los dirigentes comunistas sin contar con la opinión del pueblo. Se inició la obra sin previo aviso y se concluyó en un tiempo mínimo para que nadie pudiera escapar de la cárcel totalitaria comunista. Además, se le dio el nombre oficial de Muro de Protección Antifascista. Ese nombre emplea la palabra antifascista tan querida por los progresistas y que suele englobar todo tipo de barbaridades, violencias e irracionalidades que la extrema izquierda pone en marcha contra los que no pensamos como ellos.

¿Y por qué se construyó este Muro de la vergüenza? Fundamentalmente para que los alemanes del Este, es decir, los que vivían en una “democracia popular” y en un “paraíso socialista” no pudieran conocer la realidad de la vida en la Alemania Occidental, compararla con la que tenían y decidir qué sistema preferían. En los años precedentes (1949-1961) a la construcción de la barrera comunista más de dos millones de alemanes del Este (sobre una población de unos 15 millones de habitantes) se escaparon de la tiranía comunista para llegar al Mundo Libre.

¿Y por qué huían de la Alemania Comunista? Por las condiciones de vida miserables propias de cualquier dictadura comunista. En una dictadura comunista, como la de Alemania Oriental o la de cualquier otra nación que sufra semejante tiranía, todas las libertades están anuladas o limitadas:

  • Libertad de pensamiento. Sólo se admite la ideología comunista.
  • Libertad de religión. Se promueve el ateísmo de Estado y se persigue a los creyentes; en el caso de la Alemania comunista, protestantes y católicos.
  • Libertad de prensa. Toda la prensa pertenece al Estado, el Estado al Partido Comunista y éste a sus dirigentes máximos (el Comité Central) y, especialmente, al dictador correspondiente.
  • Libertad económica. Sólo el Estado, es decir el Partido Comunista, tiene la posibilidad de dirigir la economía. Las tiendas particulares, las empresas privadas, los huertos individuales no tienen cabida en un sistema de socialismo real.
  • Libertad de educación. Sólo se admiten las escuelas estatales controladas por el Partido Comunista. Todas las demás están prohibidas.
  • Libertad de asociación, política y sindical. Todas las asociaciones debían estar autorizadas por el Partido Comunista y a su servicio. Sólo había un Partido, el comunista y un Sindicato, el comunista.
Además, el país estaba ocupado por el Ejército Rojo de la Unión Soviética, estacionado en tierra alemana para mantener la dictadura comunista y para amenazar a las naciones del Mundo Libre que estaban al otro lado.

En resumen, no había ninguna libertad ni independencia nacional y, además, a consecuencia del control económico que llevaba a cabo la dictadura comunista mediante su “socialismo científico” los alemanes del Este vivían muchísimo peor y más miserablemente que los que estaban en la Alemania Occidental donde había una economía social de mercado, libertad religiosa, sindical, política, de prensa, educativa…

Es, por lo tanto, lógico que los alemanes del Este que sufrían la dictadura comunista y que no formaran parte del sistema opresor quisieran abandonarla y pasarse a la zona occidental de Alemania.

Quizás eso explica también el repudio a las ideas comunistas que algunos tenemos y la perplejidad que nos produce la presencia en España de personas y organizaciones que siguen apoyando planteamientos marxistas o marxistoides que no conducen más que a la pobreza y a la tiranía. 

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