miércoles, 29 de junio de 2016

El sistema político en España
Una reflexión sobre las distintas maneras de entender la vida política en España

Desde hace unos años parece estar de moda criticar el sistema político que tenemos y ponerlo todo en cuestión. Especialmente beligerantes son algunos representantes de partidos políticos de nueva aparición, muy  habituales en las tertulias televisivas.

Consideran estos nuevos genios de la política que los causantes de todas nuestras desgracias son la monarquía parlamentaria, la democracia representativa y la economía social de mercado. Mostrando una soberbia inigualable, creen que todos los españoles precedentes eran poco o nada inteligentes. Se creen que hasta que no llegaron ellos España era lo más parecido a un lugar lleno de ignorantes. España fue mucho mejor en el pasado y los que afirman lo contrario son verdaderos ignorantes que nos quieren llevar a una dictadura marxista como la que sufrieron los españoles que quedaron en zona roja durante la Guerra Civil.

Es curioso cómo hasta hace poco estos izquierdistas opinaban todo lo contrario. Según ellos, los mejores momentos de la Historia de España se habían producido a partir de 1978. Ni la primera afirmación ni la segunda son ciertas. España, desde 1975, está viviendo una época regular; ni brillante como nuestro Siglo de Oro (Carlos I y Felipe II) ni catastrófica como algunos momentos del siglo XIX.

La monarquía parlamentaria, la democracia representativa y la economía social de mercado son las características fundamentales del sistema político actual en España y en el mundo libre y civilizado. De momento, no se han encontrado alternativas mejores y es dudoso que algún día se encuentren. De lo que no cabe ninguna duda es de que lo que nos proponen los que están contra todo sólo nos lleva a situaciones de miseria, intolerancia y sectarismo como las que sufren en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Vietnam y la China comunista. España se merece una política moderada, sensata, favorable a la vida, a la familia y que respete la libertad religiosa, económica, de enseñanza y de expresión. Nos va nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos en ello.

Por el momento, los españoles hemos decidido seguir por el camino de la moderación y de la sensatez. Esperemos que nunca abandonemos este camino.

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