El sistema político en España
Una reflexión sobre las distintas
maneras de entender la vida política en España
Desde
hace unos años parece estar de moda criticar el sistema político que tenemos y
ponerlo todo en cuestión. Especialmente beligerantes son algunos representantes
de partidos políticos de nueva aparición, muy
habituales en las tertulias televisivas.
Consideran
estos nuevos genios de la política que los causantes de todas nuestras
desgracias son la monarquía parlamentaria, la democracia representativa y la
economía social de mercado. Mostrando una soberbia inigualable, creen que todos
los españoles precedentes eran poco o nada inteligentes. Se creen que hasta que
no llegaron ellos España era lo más parecido a un lugar lleno de ignorantes. España
fue mucho mejor en el pasado y los que afirman lo contrario son verdaderos
ignorantes que nos quieren llevar a una dictadura marxista como la que
sufrieron los españoles que quedaron en zona roja durante la Guerra Civil.
Es
curioso cómo hasta hace poco estos izquierdistas opinaban todo lo contrario. Según
ellos, los mejores momentos de la
Historia de España se habían producido a partir de 1978. Ni
la primera afirmación ni la segunda son ciertas. España, desde 1975, está
viviendo una época regular; ni brillante como nuestro Siglo de Oro (Carlos I y
Felipe II) ni catastrófica como algunos momentos del siglo XIX.
La
monarquía parlamentaria, la democracia representativa y la economía social de
mercado son las características fundamentales del sistema político actual en
España y en el mundo libre y civilizado. De momento, no se han encontrado
alternativas mejores y es dudoso que algún día se encuentren. De lo que no cabe
ninguna duda es de que lo que nos proponen los que están contra todo sólo nos
lleva a situaciones de miseria, intolerancia y sectarismo como las que sufren
en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Vietnam y la China comunista. España se
merece una política moderada, sensata, favorable a la vida, a la familia y que
respete la libertad religiosa, económica, de enseñanza y de expresión. Nos va
nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos en ello.
Por
el momento, los españoles hemos decidido seguir por el camino de la moderación
y de la sensatez. Esperemos que nunca abandonemos este camino.
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