El ejemplo de Miguel Ángel Blanco
Se cumplen 20 años del asesinato del
concejal del PP de Ermua
Miguel Ángel Blanco había nacido en Ermua
aunque sus padres procedían de la provincia de Orense. Habían emigraron al País
Vasco en busca de un futuro mejor, como tantos miles de españoles de otras
regiones.
Miguel Ángel Blanco creció en un lugar donde era difícil expresar las
ideas si éstas no eran separatistas. Se afilió al PP para defender sus
convicciones y para mejorar la vida en su tierra. Sabía que formando parte del PP del País Vasco no iba a gobernar en
ningún caso y no iba a vivir de la política. Trabajaba en una empresa y tocaba
en un grupo musical. Era un joven normal como tantos otros que hay en España.
Fue elegido concejal del PP en Ermua y comenzó a estar señalado por los
criminales (los que disparan) y sus cómplices (chivatos, informadores,
justificadores, ensalzadores…). Eran años duros en los que los guardias civiles, los policías, los militares, los jueces,
los miembros del PP, de UPN y del PSOE del País Vasco y Navarra y tantos otros ofrecieron
lo mejor que tenían: la valentía, el trabajo e incluso la vida para conseguir
que se respetaran el derecho a la vida, la libertad y las leyes de todos frente
a los totalitarios separatistas marxistas y sus acompañantes.
A
principios de julio de 1997 se anunciaba la gozosa noticia de la liberación de José Antonio Ortega Lara. Un gran logro
de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
Españoles dirigidos por el eficaz, sensato y gran Ministro del Interior Jaime Mayor Oreja que formaba parte del
Gobierno de España presidido por José
María Aznar, sin duda el mejor Presidente del Gobierno durante el reinado
de Juan Carlos I.
Los
criminales separatistas quisieron vengarse y secuestraron entonces a Miguel Ángel Blanco prometiendo
asesinarlo en 48 horas si no se cumplían sus salvajes exigencias. Por primera y
casi única vez en la Historia
reciente de España la movilización de los españoles fue general en contra del
terrorismo. La imagen del padre de Miguel
Ángel Blanco llegando a su casa sin saber nada de lo que pasaba y siendo
rodeado por decenas de periodistas que le preguntaban por su hijo es una de las
más emotivas y tristes de esos días.
La
espera resultó terrible para todos salvo para los pistoleros que demostraron
ser crueles y sanguinarios ejecutores de órdenes provenientes de ideologías
absurdas, equivocadas, caducas y diabólicas.
Miguel Ángel Blanco era asesinado por ser español, por ser del PP, por
ser una persona normal y buena, por querer libertad, por comprometerse para
mejorar la vida en su región. Durante unos días pareció que España (especialmente las Vascongadas y
Navarra) se iba a levantar contra el
terrorismo criminal. Desgraciadamente, tuvimos que sufrir más crímenes y
cobardías. Hoy en día, los criminales no asesinan (de momento) pero muchos los
siguen justificando y permiten que estén en las instituciones. Es muy triste
que no se ensalce a las víctimas y que sí se pueda homenajear a los
delincuentes.
Que
este artículo sirva de homenaje a
todas las víctimas del terrorismo
criminal, a todos los que defendieron la vida, la paz y la libertad en el País
Vasco y Navarra (y en toda España) y que tuvieron que sufrir insultos,
desprecios, ninguneos, desplantes, extorsiones, secuestros y asesinatos. Son lo
mejor de la España
actual.
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