En defensa de la vida
Un derecho en peligro
El
derecho a la vida es el más importante de todos porque a partir de él se
fundamentan los demás. Si no hay vida no es posible respetar el resto de los
derechos humanos. Sin embargo, hoy en día en muchos lugares de nuestro planeta,
incluso en los llamados países desarrollados, se viola de forma repetida este
derecho primario y fundamental. Crímenes, incluso algunos legalizados y
aceptados como normales por ciertas personas, como el aborto provocado, la
eutanasia activa, las guerras, el terrorismo, la pena de muerte, la
manipulación genética con muerte de embriones humanos, asesinatos por causas
políticas, raciales, (anti)religiosas, las esterilizaciones forzosas, el
tráfico y consumo de drogas, la violencia doméstica…
Todas
estas situaciones injustas crean la llamada cultura de la muerte, una
estructura violenta de pecado a la que debemos oponer la cultura de la vida de
la que hablaba el Papa San Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae (el
Evangelio de la vida). Como cristianos no podemos permanecer impasibles ante
las graves violaciones que se producen en todas partes contra el derecho a la
vida. Por eso, debemos apoyar y participar en todo tipo de campañas a favor de
la vida y en contra de la cultura de la muerte que se nos quiere imponer.
Además, debemos promover actitudes y valores que nos ayuden a defender la vida
en todo momento, desde la concepción hasta la muerte natural teniendo en cuenta
las claras enseñanzas del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia. Sólo así
podremos construir un mundo más justo y más humano que sea la semilla del Reino
de Dios y en el que se respeten todos los derechos humanos, y en especial el de
la vida.
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