martes, 1 de julio de 2014

Inexactitudes, falsedades y mentiras aparecidas a raíz de la abdicación del Rey Juan Carlos I y la proclamación del nuevo Rey de España Felipe VI
Es imposible entender nuestra Historia tal y como se cuenta hoy en día

Entre la multitud de declaraciones que se sucedieron a raíz de la abdicación del Rey de España Don Juan Carlos I hubo unas cuantas que se alejaron bastante de la realidad, bien por ser falsas o bien por silenciar la verdad de los hechos.

La Monarquía en España existe hoy gracias a la Restauración de la misma llevada a cabo por el Generalísimo Franco. Negarlo es negar la evidencia. Pero el Caudillo no instauró la Monarquía de la nada, simplemente devolvió sus derechos sucesorios a la Dinastía reinante antes del corte provocado por la irrupción antidemocrática e ilegítima de la República después de unas elecciones municipales en las que los resultados fueron cuando menos bastante similares para monárquicos y republicanos (¿es democrático cambiar de Régimen después de unas elecciones municipales? ¿Por qué la II República no convocó un Referendum para legitimarse o para aprobar la inicua y sectaria Constitución de 1931?).

Francisco Franco no tuvo en vilo a Don Juan Carlos hasta que éste juró como Sucesor del Generalísimo a Título de Rey; simplemente cumplió con lo establecido en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado aprobada en referendum por el pueblo español en 1947. En ella, España quedaba definida como un “Estado católico, social y representativo” que se constituía como Reino. El Sucesor de Franco debía ser un varón, católico, español y mayor de 30 años. Don Juan Carlos había nacido en 1938, por lo que hasta 1968 no podía ser designado por las Cortes Españolas como Sucesor del Caudillo.

España no ha vivido en estos últimos 40 años el mejor período de su Historia. Se puede decir que no fue de los peores. Pero se me ocurren otros mucho más brillantes de nuestra Historia. Por ejemplo, los reinados de los Reyes Católicos, Carlos I de España, Felipe II, Felipe V, Fernando VI, Carlos III, Alfonso XIII (incluida la época de Primo de Rivera) y el Régimen del Generalísimo Franco.

España en 1975 no estaba aislada internacionalmente. Mantenía relaciones diplomáticas con una gran mayoría de naciones y era miembro de pleno derecho de la ONU desde 1955. Con la entonces Comunidad Económica Europea había firmado en 1970 un Acuerdo Económico preferencial. Esa CEE se componía de sólo 6 países (los tres del Benelux, Francia, Alemania e Italia) en 1973. Ese año se unieron Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca, naciones que según esa curiosa teoría estaban también aisladas internacionalmente.

En 1975 se había erradicado de facto el analfabetismo en España (alrededor del 40% de analfabetos todavía en la época de la II República), la escolarización era obligatoria hasta los 14 años (la EGB de la Ley General de Educación de 1970), la Seguridad Social había sido creada por el Régimen del Generalísimo Franco tanto en lo concerniente a las pensiones y al mundo laboral como a la atención sanitaria (de la década de 1960 datan la mayor parte de los Hospitales y Residencias Sanitarias que hay hoy en día en España), el porcentaje de paro en España era del 3% y el nivel de vida era inferior al francés (por poner a la nación vecina de ejemplo) en un nivel semejante al de hoy en día.

El Régimen del Generalísimo Franco no se “apropió” de los símbolos de España (escudo, bandera, himno, historia), simplemente recuperó los que la II República había cambiado. Que una parte mayoritaria de la izquierda no respete los símbolos de  España (la bandera bicolor, el himno, la historia…) no es por el franquismo, es por odio a España. En Portugal (o en Italia o en Alemania), la izquierda podía decir que el Régimen de Oliveira Salazar se apropió de los símbolos portugueses, pero los izquierdistas lusos no tienen ningún problema en enarbolar su bandera nacional, al contrario de lo que pasa en España.

Cada vez que se habla de la Historia de España se percibe un desconocimiento total o una deplorable manipulación basada en la interpretación de los hechos pasados según la ideología presente del que los enjuicia. Es necesario que desaparezca la manipulación marxista o progresista de la Historia empeñada en contar una versión falsa del pasado para justificar el presente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario