La aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en la empresa
española y su comparación con la situación actual
Cada uno que escoja lo que le parezca
más justo
Algunos historiadores, actuales o
pretéritos, y generalmente de orientación marxista o similar, son muy críticos
con la aplicación de la Doctrina Social
de la Iglesia Católica
en el mundo económico y empresarial. Lo llaman, despectivamente, el
paternalismo industrial.
El paternalismo industrial fue la
política que llevaron a cabo algunos empresarios privados desde finales del
siglo XIX y adoptado después por muchas empresas públicas y privadas (especialmente
durante el Régimen del Generalísimo Franco), para buscar la mejora de la vida
material y espiritual de los obreros, propiciando así un orden social más
justo, de colaboración entre clases sociales y colocando un muro de contención
frente a las ideas rupturistas y violentas de la revolución marxista basadas en
la lucha violenta de clases y en la instauración de una dictadura de tipo
soviético. El así llamado paternalismo industrial se basaba en la aceptación de
la Doctrina Social
de la Iglesia Católica
por parte de los patronos, de los obreros y del Estado.
De esta manera, los obreros
accedían gratuitamente a una vivienda propiedad de la empresa, tenían
suministros en especie (carbón, por ejemplo), se establecían economatos,
hospitalillos, dispensarios médicos, se organizaban escuelas para niños
(generalmente encomendadas a órdenes o congregaciones religiosas) o para
adultos, becas para estudios superiores, actividades deportivas o recreativas
de todo tipo, cestas de Navidad y reparto de regalos de Reyes para los más
pequeños. No todas tenían, evidentemente, todas estas ventajas, pero sí algunas
de ellas.
Este preocuparse por los
empleados llevaba a los patronos a contradecir la ideología marxista que afirma
que el empresario sólo busca la maximización de su beneficio económico por
encima de todo. Otra simplificación falsa del marxismo.
La crítica despiadada por parte
del marxismo (sindical o político) a la aplicación de la Doctrina Social de
la Iglesia en
el mundo económico y empresarial, la presión en contra de los gobiernos
socialistas y el olvido de la Doctrina
Social de la
Iglesia por parte de los empresarios actuales (convertidos al
economicismo) han provocado la práctica desaparición del paternalismo
industrial.
Con lo cual, hoy en día, los
obreros cobran un salario más o menos justo por su trabajo y no reciben nada
más a cambio, salvo contadas excepciones. Sólo en algunas empresas pervive la
tradición de las cestas de Navidad y poco más.
En definitiva, la aplicación de la Doctrina Social de
la Iglesia hacía
que los patronos y el Estado se preocuparan por la vida espiritual y material
de los obreros. Desgraciadamente, actualmente la Doctrina Social de la Iglesia no se aplica
prácticamente en ningún sitio en España (salvo alguna honrosa excepción) debido
a la acción conjunta de progresistas (marxistas o postmarxistas) y de liberales
economicistas. Otro retroceso más.
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