martes, 13 de octubre de 2015

La aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en la empresa española y su comparación con la situación actual
Cada uno que escoja lo que le parezca más justo

Algunos historiadores, actuales o pretéritos, y generalmente de orientación marxista o similar, son muy críticos con la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia Católica en el mundo económico y empresarial. Lo llaman, despectivamente, el paternalismo industrial.

El paternalismo industrial fue la política que llevaron a cabo algunos empresarios privados desde finales del siglo XIX y adoptado después por muchas empresas públicas y privadas (especialmente durante el Régimen del Generalísimo Franco), para buscar la mejora de la vida material y espiritual de los obreros, propiciando así un orden social más justo, de colaboración entre clases sociales y colocando un muro de contención frente a las ideas rupturistas y violentas de la revolución marxista basadas en la lucha violenta de clases y en la instauración de una dictadura de tipo soviético. El así llamado paternalismo industrial se basaba en la aceptación de la Doctrina Social de la Iglesia Católica por parte de los patronos, de los obreros y del Estado.

De esta manera, los obreros accedían gratuitamente a una vivienda propiedad de la empresa, tenían suministros en especie (carbón, por ejemplo), se establecían economatos, hospitalillos, dispensarios médicos, se organizaban escuelas para niños (generalmente encomendadas a órdenes o congregaciones religiosas) o para adultos, becas para estudios superiores, actividades deportivas o recreativas de todo tipo, cestas de Navidad y reparto de regalos de Reyes para los más pequeños. No todas tenían, evidentemente, todas estas ventajas, pero sí algunas de ellas.

Este preocuparse por los empleados llevaba a los patronos a contradecir la ideología marxista que afirma que el empresario sólo busca la maximización de su beneficio económico por encima de todo. Otra simplificación falsa del marxismo.

La crítica despiadada por parte del marxismo (sindical o político) a la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo económico y empresarial, la presión en contra de los gobiernos socialistas y el olvido de la Doctrina Social de la Iglesia por parte de los empresarios actuales (convertidos al economicismo) han provocado la práctica desaparición del paternalismo industrial.

Con lo cual, hoy en día, los obreros cobran un salario más o menos justo por su trabajo y no reciben nada más a cambio, salvo contadas excepciones. Sólo en algunas empresas pervive la tradición de las cestas de Navidad y poco más.

En definitiva, la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia hacía que los patronos y el Estado se preocuparan por la vida espiritual y material de los obreros. Desgraciadamente, actualmente la Doctrina Social de la Iglesia no se aplica prácticamente en ningún sitio en España (salvo alguna honrosa excepción) debido a la acción conjunta de progresistas (marxistas o postmarxistas) y de liberales economicistas. Otro retroceso más.


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